miércoles, 27 de noviembre de 2013

SEGUIMIENTO



MODELO DE SEGUIMIENTO DE ALUMNADO TDAH
ALUMNO/A:                                                                                    Temporalización:
CURSO:
TUTOR/A:
PROFESOR/A:                                                                                  MATERIA:
OBSERVACIONES
PEOR
IGUAL
MEJOR
ATENCIÓN EN LAS EXPLICACIONES



REALIZACIÓN DE DEBERES



CONCENTRACION HACIENDO EJERCICIOS DE CLASE



TRANQUILIDAD / MENOS MOVEMIENTO EN CLASE



INTERES POR EL ESTUDIO: PREGUNTA, PARTICIPA…



NIVEL DE EJECUCIÓN DE LAS TAREAS



RESULTADOS ACADÉMICOS EN LA MATERIA




Otras observaciONEs que desees incluír (TODA  INFORMACIÓN QUE PODAIS APORTAR ES RELEVANTE):

INTERVENCIÓN CON LAS FAMILIAS DE ALUMNADO CON TDAH




TDA-H
INTERVENCIONES CON LA FAMILIA
(tutor/a – orientador/a):
                                I.            Entrevista inicial (recogida de información).
Explicar a la familia nuestra sospecha y facilitar información sobre  el trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
Identificación del TDAH (cuestionarios).
Derivación al especialista – diagnóstico.
                              II.            El papel de la familia. Asociaciones en nuestra comunidad. Guías para las familias.
                            III.            Comunicación a la familia del papel del centro educativo: pautas de intervención que se van a seguir con el alumno/a.
                           IV.            Coordinación centro – familia (seguimiento).
enlaces de interés.
El papel de los padres resulta imprescindible para la recuperación del niño hiperactivo. Los padres representan la fuente de seguridad, los modelos a seguir, el reflejo mismo de lo que los hijos sienten que son, la base fundamental sobre la que construyen su propia escala de valores y el concepto de disciplina y autoridad.
De los padres depende en gran medida la mejor o peor evolución de la sintomatología que presenta el niño hiperactivo.
Un niño hiperactivo necesita:
  • Una familia con unas normas claras y bien definidas.
  • Que representen una exigencia adaptada a la medida de sus posibilidades.
  • Un ambiente ordenado y organizado.
  • Sereno, relajante y cálido.
  • Que le anima y contenga sin una sobreprotección excesiva.
  • Que le ayude a situarse y organizarse.
  • Pero sin dejarse manipular por sus caprichos.
  • Manteniendo los límites educativos de forma racional.
  • Que le ayude a encarar los problemas y a encontrarles una solución sin encubrir necesariamente sus faltas.
Para cumplir bien el papel que les corresponde, los padres necesitan:
  • Un diagnóstico temprano de la situación en la que se encuentra su hijo/a
  • Información clara de qué es el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
  • Información sobre el grado de afectación de su hijo.
  • Tener presente que el problema tiene solución, pero que, de no tomar las medidas oportunas, irá creciendo en los próximos años.
  • Disponer del asesoramiento adecuado sobre aspectos educativos generales.
  • Recibir instrucción directa sobre el tratamiento general del niño y específica sobre pautas de actuación en casa.
En las manos de los padres está:
  • Coordinar el intercambio de información entre profesionales de la salud (neurólogo, psicólogo...) y el profesor del aula.
  • Proveer de un ambiente familiar estructurado.
  • Poner límites educativos correctos, adecuados a la capacidad del niño.
  • Crear buenos hábitos de estudio.
  • Modelar conductas reflexivas.
  • Reforzar su autoestima.
  • Generalizar la utilización de autoinstrucciones.
·         Proporcionar habilidades sociales.
LO QUE LAS FAMILIAS DEBEN DE SABER SOBRE EL TDAH (Fundación CADAH).
  • Nadie es culpable del TDAH. Ni su hijo, ni usted, ni los maestros.
  • Las personas con TDAH no están  tomándonos el pelo. Casi todos tenemos problemas enfocándonos o manteniendo la atención de vez en cuando. Lo que pasa es que los adolescentes y los adultos con TDAH tienen más problemas que el resto de la gente.
  • El TDAH es algo que se tiene por toda la vida, pero los síntomas y como se manifiestan pueden cambiar cuando nos volvemos mayores. Por ejemplo, cuando ya tengamos más años, podemos ser menos hiperactivos, pero puede que tengamos más problemas concentrándonos.
  • TDAH puede afectar muchas áreas de la vida fuera de la parte escolar. Le puede influenciar sus relaciones sociales, sus deportes, su autoestima, su forma de organizar las cosas, y cómo le vaya en el trabajo.
  • TDAH es usualmente algo que se hereda, así que alguien de la familia posiblemente lo tiene, inclusive sin haberse diagnosticado con ese trastorno. Sus hijos posiblemente lo heredarán también.
  • Es importante pensar en el TDAH como un reto y no como una disculpa. Su hijo todavía es responsable por sus acciones, a pesar de que el trastorno hace que le sea mucho más difícil controlar los comportamientos y mantener la atención.
  • La salud física influye mucho el control que se tenga sobre los síntomas del TDAH. Mientras más sano esté el cuerpo, más fácil será adaptarse a los retos que demanda el vivir con TDAH. Así que es importante comer bien, hacer ejercicio, dormir bien …
  • En este momento no existe una cura para el TDAH. Pero existen varias formas en las que las personas aprenden a vivir con él.
La familia del adolescente afectado de TDAH suele sentirse agobiada por el problema, sin capacidad de respuesta. Se trata de familias que han soportado grandes tensiones internas y presiones ambientales, llegando al sentimiento de culpabilidad ante los fracasos repetidos. Por ello, al plantear el tratamiento, conviene pautar unas sesiones dedicadas a reorganizar la dinámica de la vida familiar. El objetivo será reconstruir el sentimiento y la vivencia de seguridad en el adolescente.
Para J. Folch, la seguridad se construye a partir de la demostración de afecto, la tolerancia, la estabilidad y la autoridad.
Debido a que al adolescente con TDAH ha crecido en un ambiente en que han dominado las presiones, los castigos y el rechazo hacia su conducta, la demostración de afecto será un primer paso hacia su seguridad. El afecto supone una actitud interna de aceptación del hijo, independientemente de su conducta. El niño y el adolescente con TDAH deben sentirse queridos por sus padres. Así se puede potenciar su autoestima.
 El afecto se basa en el reconocimiento y valoración de las acciones positivas. Una recomendación que suele dar resultado es que los padres anoten en un cuaderno las acciones positivas que realiza su hijo a lo largo del día. Ellos mismos van a ser los primeros en quedar sorprendidos.
Pero, a su vez, conviene advertir a los padres para que eviten actitudes de sobreprotección al considerar el TDAH como un trastorno orgánico. No conviene evitar esfuerzos ni frustraciones a estos hijos.
La tolerancia huye del perfeccionismo e invita a no intervenir constantemente en la vida del niño y del adolescente con TDAH. Conviene establecer diferentes categorías de conductas y situaciones, teniendo en cuenta que “existen cosas poco importantes, cosas importantes y cosas muy importantes” (Ll. Folch i Camarasa). De estas últimas, no hay tantas. Hay que evitar estar siempre encima del hijo con expresiones que demuestren desaprobación y pesimismo.
Mantener la estabilidad puede ser difícil para unos padres agobiados por el problema del hijo con TDAH. Pero mantener la estabilidad va a ayudar al adolescente con TDAH a controlar su tendencia a la inestabilidad. La estabilidad supone coherencia en lo fundamental, de manera que los criterios a seguir deriven de un proyecto educativo y no del humor del momento.
La estabilidad debe estar presente también en el ambiente, de manera que exista un ritmo de vida cotidiana repetitivo, con las mismas rutinas.
El ejercicio de la autoridad de los padres genera seguridad y se basa en la construcción de una familia normativa. Las normas deben ser claras, precisas y concretas. Conviene recordar también que el ejercicio de la autoridad conlleva desarrollar la virtud de la prudencia: habrá que saber exigir el cumplimiento de todo aquello que se mande.
Las actitudes educativas que proponemos a los padres son las siguientes:
1. Comprender su trastorno. Es decir, comprender su impulsividad, su facilidad para despistarse y el incumplimiento de órdenes a pesar de las reiteradas promesas de cambio.
 2. Vivir el presente, como si cada día se empezara de nuevo. Conviene establecer unas metas simples y concretas, a corto plazo. Conviene recordar que el adolescente con TDA olvida fácilmente.
 3. Establecer las directrices educativas, de manera clara y constante. Habrá que favorecer la educación responsabilizadora más en función de su grado de madurez que de su edad cronológica.
 4. No dejarse contagiar de su inquietud. Los padres deben saber que la educación de un niño o un adolescente con TDAH cansa y agota. Pero que la efectividad de las actitudes educativas va a depender de la conducta adulta que los padres consigan mantener.
 5. Ni los castigos ni los premios han demostrado ser efectivos en el manejo del adolescente con TDA, aunque pueden estar justificados en algunas ocasiones. Las amenazas de castigo o las promesas de premios son aun más ineficaces.
 6. Organizar la rutina y los horarios de la vida cotidiana en casa para los días laborables y también para los fines de semana.
 7. Descubrir aquellas actividades del hogar que puedan resultar más relajantes para el adolescente y para sus padres. Favorecer aquellas actividades que reduzcan la tensión ambiental.
 8. Evitar aquellas situaciones en que sea previsible un fracaso, como pueden ser ceremonias largas o visitas a casas con espacios reducidos. Al comprender la sintomatología del adolescente con TDAH, es conveniente no exponerlo a una situación que pueda resultar humillante para él y para el entorno. Así se conserva el equilibrio.
 9. Controlar y contener la propia angustia y no depositarla en el hijo.
EL TDA/H AFECTA  A...
  • El rendimiento académico: El instituto se caracteriza por un ritmo más frenético, mayores exigencias a las que hacer frente y menos supervisión. Académicamente, aumenta el volumen de trabajo y la dificultad de los materiales, y los proyectos a largo plazo son la norma en lugar de las tareas escolares diarias. Todos estos factores suponen desafíos para los adolescentes con TDA/H. Los adolescentes con TDA/H podrían beneficiarse de recibir ayuda en la toma de apuntes, destrezas para estudiar y organización y administración del tiempo. Es importante ayudar a dotar al adolescente de todas las destrezas necesarias para que pueda pasar de la etapa en la que depende de sus padres o profesores para estructurar su tiempo y horario de trabajo escolar a la etapa de la vida en la que depende de sus propias capacidades.
  • Funcionamiento social: Muchos niños con TDA/H podrían experimentar dificultades en la interrelación con sus compañeros debido a su impulsividad, hiperactividad y agresión. Los niños pequeños con TDA/H podrían ser impertinentes en las interacciones sociales, más ruidosos que sus compañeros y más inquietos. Los problemas con los compañeros y el rechazo del grupo que experimentan durante la infancia podrían continuar hasta la adolescencia. Además, la ausencia de relaciones positivas con los compañeros en los primeros años puede limitar las oportunidades para practicar y perfilar destrezas sociales, lo que acentúa los déficits existentes. Finalmente, la importancia de relacionarse con los compañeros aumenta durante la adolescencia. Por lo tanto, las dificultades para entablar y conservar esas relaciones pueden perjudicar cada vez más el funcionamiento social. Los adolescentes con TDA/H están en riesgo de relacionarse con compañeros inadaptados o de experimentar el rechazo de los demás. Bríndele a su hijo adolescente la oportunidad de participar en actividades sociales estructuradas, como deportes, clubes o grupos juveniles que pueden proporcionar experiencias positivas para contrarrestar otras interacciones potencialmente negativas.
  • Funcionamiento en el hogar: En promedio, las familias que tienen adolescentes con TDA/H se caracterizan por mayor cantidad de conflictos entre padres y adolescentes.19 Criar a un hijo con TDA/H es estresante. Ser padres implica ponerles ciertas exigencias a los hijos (Ej., completar la tarea escolar, colaborar en las tareas de la casa, regresar a casa antes de la hora límite, etc.); los adolescentes con TDA/H tienen más dificultades para cumplir estas exigencias y necesitan más recordatorios y supervisión. Esto puede ser frustrante para los padres y los adolescentes, y podría conducir a un ciclo de interacción negativa. Cuando un padre asigna de manera repetida deberes a los hijos adolescentes que estos incumplen (por falta de atención, falta de interés o de capacidad) con frecuencia se produce una intensificación de la negatividad. En este ciclo, el padre podría dar sermones, gritar, castigar y el adolescente responder con ira, desobediencia u otros comportamientos negativos. A medida que esta situación ocurre repetidas veces, más exigencias e infracciones menores a las normas pueden llevar a un acrecentamiento de la negatividad. Una fuente adicional de conflicto en el hogar es que los adolescentes con TDA/H necesitan a menudo más supervisión y ayuda en cuanto a organización que otros de su misma edad, en una etapa de desarrollo en la que desean más libertad e independencia. ¿Qué se puede hacer para interrumpir este ciclo? Comunicarse con claridad siempre es importante, esto incluye la definición clara de normas y expectativas así como del establecimiento de recompensas y consecuencias acorde con las actuaciones.
¿A DÓNDE ACUDIR? Asociaciones en nuestra comunidad (Galicia):
·         http://www.anhida.es/
FACILITAR INFORMACIÓN: Guías para padres, enlaces  de interés para las familias
VÍDEOS:

Informe Semanal: La energía de los inquietos

El 5 por ciento de los niños españoles sufre hiperactividad. El déficit de atención o la inquietud extrema son los síntomas más visibles de este trastorno psico-neurológico. Informe Semanal ha convivido con algunos niños hiperactivos y con sus familias

tres14 - Falta de atención

No pueden parar quietos. Se distraen con facilidad y actúan sin reflexionar. Pueden pasar horas con la consola, pero son incapaces de atender en clase. Son niños con déficit de atención e hiperactividad.

¿Su hijo adolescente no se despierta cuando debe porque ha olvidado poner el despertador? ¿Le riñen por llegar tarde al instituto y por haber olvidado el trabajo del día en casa? ¿Lo han tenido que castigar sin recreo porque ha armado lío en la clase?